20 jul 2014

¿Y Si Pudiera Volar?

Cada mañana es igual, es su rutina para despertar. No hay día en que no se lo pregunte, al menos una vez por hora. Se queda contemplando el cielo y se responde imaginariamente a su pregunta. Le han dicho soñador, iluso, que pierde el tiempo pensando en esas cosas, pero no le importa. Le gusta preguntarse al respecto, quiere saber la respuesta final y divagar con las posibilidades que implicaría. ¿Y si pudiera volar?

No recordaba en qué momento comenzó con esa duda, hacía ya mucho tiempo, o eso le parecía. Bien podrían ser unos días, o bien, años. En ese lapso, sus costumbres cambiaron bastante, pero tan lento que ni se dio cuenta sino hasta que sus amigos se lo hicieron notar. Había bajado de peso, no comía como antes, no salía a divertirse con los demás, parecía que sólo miraba al cielo.

Algunos se preocuparon en un comienzo por su salud física y, poco después, por su sanidad mental. No daba impresión de ser algo letal, además, ¿quién se había muerto por soñar? Era una pregunta retórica, pues algunos ejemplos les llegaban a la mente instantes después. No obstante, le dejaron continuar con sus cavilaciones silenciosas, no dañaba a nadie.

Mientras tanto, él salía cada día a mirar al cielo, a imaginar como sería si tuviera alas,  si pudiera surcar los cielos. La libertad que simbolizaba y que también implicaba, el poder ir a donde quisiera, de mirar el mundo desde las alturas, de recorrer largas distancias en minutos y sin mayor cansancio, acompañado del viento y cobijado por el cielo. Sólo pensar en ello, en dejar atrás las ataduras de la gravedad que lo mantenía en el suelo, de retar a la naturaleza y mostrar al mundo de qué era capaz, que contaba con esos instrumentos que sólo las aves y algunos otros afortunados tenían: un par de alas para volar.

No sería el fin del mundo, incluso estaba seguro de que cosas maravillosas sucederían. Todos lo decían y en distintas maneras, aunque de manera inconsciente, y él creía que algo de razón tenían. Se imaginaba paseando por los aires, admirando las maravillas de mundo, a los demás seres impactados por lo que podía hacer.

Una parte de él aseguraba que era imposible, que nunca sucedería, eso de volar no era para él. Pero ¿no se trataba de eso la fe de la que tanto hablaban en la granja y sus alrededores? ¿el mantener la esperanza de que algo sucederá, algo fuera de lo común y que cambiaría para bien las vidas de todos, o siquiera de los involucrados? Él había decidido tener fe, le gustaba tenerla e imaginar las posibilidades de ella. De la fe y de volar.

Algunos de sus amigos le criticaban esto, diciendo que sólo eran ilusiones. Otros pocos, incluso lo apoyaban a que siguiera imaginando. La mayoría se limitaba a ignorarle, continuando sus rutinas, dejándolo con la suya, su contemplación del cielo mientras se imaginaba allá arriba, con alas, volando.

Cada día se preguntaba lo mismo: ¿Que pasaría si los cerdos volaran?

2 jul 2014

X-tand Up

Sale al escenario con total seriedad. Disimula, pero le es imposible no emocionarse al escuchar los aplausos, algunos sinceros y otros forzados, que el público le ofrece para animarse a hablar y divertirlos por unos minutos. Desde la tercera fila le observa el que será posiblemente su mayor fan, ese que asiste por primera vez a un show de stand up.

El comediante se aproxima al micrófono, observando con discreción y detalle al auditorio de esa noche. No parece haber nada fuera de lo cotidiano: un par de grupos de amigos, varias parejas, uno que otro solitario. Respira profundo y, con la expresión más melancólica que es capaz de hacer, inicia su rutina.

- Interesante eso del amor. Es complicado encontrar a alguien que no piense que eres un imbécil, aún cuando te comportes como tal –las primeras sonrisas de la noche, aún tímidas, animan un poco al comediante-. Y es complicado porque, cuando te gusta alguna mujer, te esfuerzas por ser agradable, atento, detallista, amable, caballeroso, simpático, gracioso, estar al pendiente de ella. El problema es que ellas traducen todo esto en una sola palabra: amigo. Damas, ustedes lo saben. Caballeros, ustedes lo experimentan. Es como una ley universal, así como la de la gravedad, que mientras mejor te comportas con una mujer, mas posibilidades hay de que sólo seas su amigo. Y digo, no tiene nada de malo ser amigo de alguien, de hecho es muy lindo. Lo que malo es que uno se esfuerce en vano. ¿Cuántas vidas e ilusiones se salvarían si desde que saludas a una mujer ella dijera “Hola, no me interesas como pareja”? –primer síntoma de éxito corroborado, la audiencia se siente aludida y ríe un poco-. Uno sabría a qué se enfrenta, no insistiría, no se pondría de terco para intentar conquistarla... pero no, nos gusta sufrir.

“Hablando del amor y de sufrir, ¿alguna vez los han cambiado por otro?- risas nerviosas, muchos se han delatado sin saberlo- A mí sí, y varias veces. Y de varias maneras. No sé por qué si soy tan guapo- más risas como respuesta a la ironía-. Pero a pesar de que mis parejas me han cambiado, me he superado con el tiempo, ¿saben? He roto mis propios récords, y en estos momentos no estoy seguro de poder superarme. Y es que mi historia es larga- baja la mirada hacia el suelo y ocasiona risas y algunas expresiones de incredulidad con la malinterpretación que le da buena parte del auditorio, pero esa es la intención, esa y hacer reír-, bueno, lo suficientemente larga para que nadie se quejara hasta ahora.

“Pero les hablaba de mis récords, de cómo he ido superando los estándares que mis relaciones previas fijaron... para cambiarme por otro. O díganme si pueden superar lo que he logrado: para empezar, ¿los han cambiado por un desconocido? Ya saben, en un bar, una fiesta...- algunos asienten, orgullo y vergüenza se mezclan en esos rostros- Claro, nos ha pasado a muchos, casi siempre de chavos. Y es horrible, ¿no? Eso de llegar con tu pareja o prospecto de pareja, bailar y tomar, disfrutar la noche, y cuando miras hacia ella buscando sus lindos ojos... los de arriba... bueno, también, porque el alcohol es canijo. En fin, buscas sus ojos con esa ternura esperanzada que sólo la ebriedad es capaz de propiciar, y descubres que no está a tu lado. Miras hacia todas partes y entonces la encuentras, bailando con una sensualidad que nunca imaginaste, incitando a cometer todas esas barbaridades lujuriosas que le decías en broma para que no te viera como si fueses un pervertido... que sí lo eres, hay que admitirlo, pero procuras disimular porque quieres “ir en serio” con ella. Miras sus ojos deseosos, entrecerrados mientras sonríe... y abraza a un tipo que no eres tú. Por un instante entras en negación optimista y te dices “Estoy tan ebrio que ando en mi viaje astral mientras bailo con ella, puedo vernos desde otro lugar del bar”. Pero estás ebrio, no pendejo. Bueno, un poco, porque te están comiendo el mandado frente a ti y sigues sin hacer nada. Y lo peor es si te sientes todo un caballero, de esos que salen en películas gringas con final feliz predecible, y en tu mente debates si ir a decirle algo para que note que te preocupas por ella o no decirle nada para que note que no eres celoso... aunque lo seas. Lo que en ese momento no carburas es que, sin importar cómo procedas, ya-valiste-madres –carcajadas llenan el auditorio, así como algunas lágrimas, no todas de felicidad-. Para ella, perdiste tu oportunidad, “Here comes a new challenger!”, dicen las miradas que le dedica al desconocido mientras tú terminas de enterarte que has caído por knock out. No importan los motivos, el resultado ha sido anunciado: has perdido la batalla contra un desconocido, y lo mejor que puedes hacer es retirarte y fingir que buscas a alguien más. No falta el loco que quiera armar un escándalo, y no lo digo porque yo lo haya hecho –pausa corta pero dramática para unas risas extra-, pero eso sólo te hace quedar peor, y no sólo con ella, sino contigo también, la neta. Ya vi a varios que les cayó la pedrada y que no voy a señalar porque están en la penúltima fila y viene acompañado de una chica de blusa amarilla –las miradas de curiosidad no se hacen esperar junto con más sonrisas.

"Ese fue mi punto de partida, mi iniciación en los juegos del rechazo. Luego comencé a romper mis récords, no precisamente por gusto, debo decir –algunos de los presentes no paran de carcajearse, otros dan sorbos a sus bebidas, pero todos se mantienen atentos al show-. Pero siguiendo con los ejemplos, ¿los han cambiado por un amigo? Ya sea de ella o uno propio –algunos asentimientos y hasta manos levantadas-. Antes de seguir, un anuncio para los ardidos y dolidos: las canciones de banda, de Chente y de José José son después de las 12 y con pomo de por medio, así que ni se adelanten. En fin, les decía que esos cambios duelen un poquito más, y es que entra en juego ese aspecto interesante de la amistad. Lo curioso de que te cambien así es cuando comienzas a sospechar, porque no puedes ocultar que sospechas que te ocultan algo, incluso sospechas que te ocultan que sospechan que sospechas que te ocultan algo... así como no puedes pronunciarlo, no puedes ocultarlo, simplemente sospechas. Y te delatas solito, porque les preguntas constantemente por sus planes juntos, en especial si es amigo de ella, porque uno siempre debe confiar de sus propios amigos... hasta que te comen el mandado y sin quiera pedírtelo. Pero claro, sea o no sea cierto lo que sospechas, ella siempre responderá con algo como “Ay, tontito, si él y yo sólo salimos en plan de amigos, no me interesa para nada” –los ademanes y el cambio de voz para esa frase ocasionan la mayor oleada de risas hasta ahora-. Pero uno como hombre sabe lo frágil que es el “plan de amigos”, casi tan frágil como el equilibrio entre ver un rostro y el escote debajo del mismo... por ello que quieres evitar que se rompa ese plan... y algo más –la mirada de perversidad indica al público que sus malos pensamientos son correctos al adivinar la referencia que hizo el comediante-. Paréntesis y consejo gratis para las mujeres aquí presentes: ¿te dijo que venían en plan de amigos?- más risas y algunas miradas nerviosas en las mesas de enfrente- Pues ya sabrás a qué le tiras... o a quién te tiras. Disculpen por arruinarles el plan, caballeros, pero me gusta ser sincero con las mujeres. Es odioso y no me ha traído ningún beneficio, pero me gusta la sinceridad. En fin, sigamos con los amigos. Cuando es un amigo de ella, no puedes quejarte mucho, a menos que quieras ser considerado el celoso del año, lo cual quiere decir que ya te jodiste si de verdad hay algo, porque sus reclamos de tus celos vendrán secundados por la decepción de verla caminar hacia el horizonte con su amigo, a veces con un “Ups, no me esperaba esto” por parte de ella... Claro, esto no implica que no sea una joda si el susodicho es amigo tuyo; al contrario, en ese caso te jodiste peor, porque tú mismo los presentaste, es decir, eres la causa de tu dolor, ni siquiera puedes culpar a otro de “Ay, ¿por qué los presentaste si sabías qué podía pasar?”. Y cuando haces una retrospectiva de cómo empezaron a salir tu ahora ex novia y tu ahora ex amigo, te das cuenta de que podrías resumirlo en un “Hola, los presento: ella es mi novia, él es mi amigo, y adivinen qué, ¡ambos tienen algo en común! ¡Yo!”. De más está decir que esa última sílaba no la escucharon y por eso empezaron a salir sin ti. En este caso particular, es peor el madrazo psicológico, pues no sólo te cambia tu pareja, también te cambia tu amigo, porque prefieren no invitarte ya que no se sienten a gusto cuando los tres se encuentran en alguna fiesta o reunión. Es decir se sienten a gusto haciéndote a un lado, pero no si se divierten juntos.

“Esto último me recuerda algo muy importante: si crees que esos deseos de ardido al estilo “Ojalá y no duren mucho, que se manden al carajo” te harán feliz al cumplirse... te equivocas casi tanto como al presentarlos. Y se preguntarán por qué. Y yo les responderé... después de estos comerciales –risas y desconcierto-. Nah, ni que estuviera tan bueno mi show como para tener patrocinadores. Ni en mi casa me prestaron para rentar el lugar –una nueva pausa para dejar que haga y pierda efecto la broma, así como para recordar el resto de la rutina-. Pero les decía, esos deseos de que se separen no van a mejorar nada, se los dice la voz de la mala experiencia. Porque cuando se separen, sucederán dos cosas, casi siempre a la par: tu ex amigo querrá volver a ser tu amigo haciendo como que no pasó nada, y tu ex novia querrá ser tu amiga, especialmente para desahogarse por lo mala que fue su relación con tu ex amigo que quiere ser tu amigo. Esto sería interesante en una telenovela... miento, en una telenovela nada es interesante, salvo las minifaldas que deben usar para subir el rating. En la vida real es desgastante, como ver la mala segunda parte de una película que de por si era mala. Y, mujeres, no es por machismo, pero es más sencillo retomar una amistad con un hombre que con una mujer –algunos chiflidos se dejan escuchar, pero no se notan ofendidos en demasía-, en especial si esa mujer es tu ex, no lo podrán negar. He visto personas que terminan haciéndose amigos de los amigos de su ex antes que volver a hablarle siquiera a su ex, y es entendible, creo yo.

“Pero sigamos con los récords, que aquí se ponen interesantes y chance hasta me andan convenciendo de poner a Chente y Pepe Pepe como música de fondo –se prepara para los últimos minutos, los resultados parecen ser aceptables, no hay caras serias de momento-. Creo que lo peor que puede suceder cuando te cambian por alguien, es que ese alguien sea su ex –siseos de aprobación, el comediante comienza una cuenta regresiva con mano izquierda-. Y es que un desconocido duele, pero te da a entender que si se puede ir con alguien “a primera vista”, no vale la pena apuntarle muy alto. Si te cambia por un amigo de ella, das por entendido que ese arroz se estaba cociendo, sólo hacías falta tú para moverlo y que se cociera bien; hasta puedes sentirte cupido para evitar la depre. Si te cambia por un amigo tuyo, te da a entender que, o te juntas con geniales personas, o debes cambiar tus amistades, cuanto antes mejor. Pero si te cambian por un ex... híjole, es que eso sí está canijo. Si te cambian por un ex, no sólo implica lo que en los otros casos, es decir, que no hiciste lo suficiente para que ella estuviera a gusto contigo, sino que ese con el que andaba antes de ti, ese al que probablemente dejó porque tú hiciste algo bueno en algún momento, ese ex que cometió errores cuyo resultado fue el fin de su relación, ese ex es, de nuevo, preferible que tú –carcajadas y algo de dolor inundan los oídos del comediante, quien debe subir un poco la voz para proseguir-. Y eso, mi querido público, no es un madrazo, es un pu-ta-zo al ego y a la sanidad mental inclusive. Porque cuando uno termina una relación, no importa el motivo, si se quiere a la chica en cuestión, uno se dice a sí mismo “Bueno, alguien se aplicó mejor que yo, hizo más por ella, seguro la hará feliz”, ya saben, acá bien bonita la escena mientras miras hacia el anochecer con  un vaso de whiskey en la mano. Pero cuando uno termina una relación porque ella regresará con su ex... está canijo, neta. Porque el regreso con un ex implica que hubo algo bueno y malo antes, o sea, por algo bueno tuvieron una relación, pero la terminaron por algo malo y no precisamente pequeño. Y si anduvo contigo implica que hubo algo bueno por parte tuya que le hizo pensar que eras mejor que su ex, ¿o no? Pero si regresa con él, implica una sola cosa: lo que sea que le ofrecieras a ella, llámese amor, alegría, compañía y demás, no fue suficiente comparado con lo que su ex le ofrece ahora, y que siendo sinceros, no será ni más o mejor que lo ofrecido en un primer momento –se prepara para la fase final de la rutina mientras las risas disminuyen-. Ya sé lo que algunos están pensando, y déjenme decirles que no siempre funciona. Para quienes no leen las mentes, les diré lo que algunos están pensando, y es que bien podríamos decirnos “Pues si lo prefiere aunque sea peor, ni modo, allá ella”. Y suena bien... hasta que analizas a detalle lo que acabo de contarles.

En el fondo del auditorio puede ver a un par de personas que se levantan de sus asientos. Siguen riendo, pero el comediante sabe que llegó demasiado profundo en sus recuerdos, echó sal a las heridas que tal vez ya estaban cerrando. No dice nada, y no porque no le importe, sino porque no puede hacer nada al respecto. Una parte de él quiere aconsejarles antes de que abandonen el recinto, pero sabe que ese proceso debe ser autónomo, cada quien encuentra alivio a su manera y a su tiempo. Al menos pudo hacerles reír un poco.

- Interesante mi récord de relaciones frustradas, ¿verdad? Ya sólo me quedan dos objetivos en este récord –muchos dejan implícito que no comprenden la referencia-. Sí, porque debo decir que la idea de que me dejen por alguien del mismo sexo que mi pareja, suena... interesante, morbosa. Que tu pareja te cambie por alguien de su mismo sexo... Sería un golpe fuerte cuando suceda, si es que sucede, pero creo que me sobrepondré y estoy seguro de que no me quedaré con las ganas de preguntarles “Y... ¿puedo ver?” –esta vez son las mujeres quienes mas ríen ante la inocencia con que pronuncia la pregunta, contrario a la expectativa del comediante-. Igual y me mandan al carajo, igual y ya tengo algo para no contarles a mis nietos. Aunque al paso que van mis relaciones, quien sabe si siquiera llegue a hijos.

“Y el otro récord sería el máximo de máximos, el colmo del descuido. Sólo imaginen la escena: llevas una relación muy feliz con tu pareja, es la persona ideal, haces planes con ella como no hiciste con nadie... y entonces un día llega y te dice el tan temido como gastado “Tenemos que hablar”. De inmediato sabes que algo ya valió madres, o que va a valer. No te queda mas que resignarte y aceptar la plática. Vas a donde ella y escuchas, porque tú no tienes mucho que decir, al menos que valga la pena en ese momento. Entonces llegas con ella y te dice “Lo nuestro ya no puede seguir. Contigo me siento a gusto, pero he encontrado a alguien que me hace feliz, que me hace sentir completa, y quiero estar con él”. Y aquí viene la parte hardcore: “De hecho, he decidido entregarle mi vida por completo, quiero llenarme de él, ser su instrumento y hacer su voluntad –el comediante no deja de sorprenderse del efecto que puede ocasionar el doble sentido en una frase-. Por eso quería hablar contigo, porque he decidido entrar a un convento, hacerme monja y dedicar mi vida a Dios”. Como han de suponer, cuando te dicen algo así, no hay muchas palabras que puedas expresar. Hay un chingo que quieres decir, pero el shock como que impide que salgan, así que te conformas con asentir como imbécil, o sea, como te sientes en ese instante, porque ¿a quién le reclamas? ¿A quién le echas la culpa? ¿A un ex, a un amigo, a un desconocido, al cura de la colonia? Peor aún, ¿cómo te pones al “tú por tú” con el de allá arriba? Ni modo de dedicarle al cielo “Devuélveme a mi chica” –los aplausos le recuerdan el límite de tiempo que tiene.

“Pero bueno, damas y caballeros, o como sea que se denominen, la moraleja de esta historia es que terminar una relación es difícil, que te cambien por alguien más es complicado de superar, pero en ambos casos no es imposible. Lo peor que puede pasar es que terminen sus noches de manera patética, viendo televisión mientras se atragantan de botanas, o peor aún, que decidan hacerse comediantes. Muchas gracias, buenas noches.

La gente se pone de pie y aplaude al comediante mientras da la media vuelta y desaparece tras bambalinas. El que ahora se considerará fan del comediante tiene lágrimas en los ojos, algunas de alegría por la comedia que acaba de escuchar, otras por los recuerdos que desenterró en su mente. Aprovecha para acercarse al escenario desde un costado, quiere saludar y felicitar en persona a quien le diera ánimos sin siquiera saberlo. Es lo más justo.

Con algo de trabajo y aprovechando la distracción de los empleados del lugar, logra colarse a la parte posterior del escenario, y ve a su ídolo recargado en una pared, con la mirada fija en el suelo. Comienza a avanzar hacia él, pero algo le hace ir más lento, tal vez la precaución. Esa lentitud le permite escucharlo, está hablando con alguien por teléfono. Sigue avanzando con cautela y logra escuchar algunas palabras. No esta hablando con alguien, está dejando un mensaje de voz. De voz quebrada.

No alcanza a escuchar bien, el ruido del exterior aún es demasiado, pero logra identificar frases como “no puedo olvidarte”, “sabes que es broma”, “espero que puedas venir” y “no me importa, quiero que regreses”. Prefiere no acercarse más, media sonrisa se dibuja en su rostro y regresa por donde llegó, dejando a su nuevo ídolo sufrir un poco por su cuenta. El show fue entretenido, pero ahora es tiempo del contraste, al menos para el protagonista. Tal vez regrese a verlo la próxima función, o tal vez espere a que cambie la rutina, no está seguro. Puede que la comedia se alimente de la tragedia, y en ese sentido, espera que no tenga demasiado alimento.